El mundo está lleno de matemática y lo ha estado siempre. Esto podría maravillarnos, pues el matemático siempre ha pasado como el hombre huraño, con gafas, ajeno a la vida, cuyo reino parecía, en verdad, no ser de este mundo y que vivía gozándose en las elipses, hipérbolas,fracciones y raíces, logaritmos e integrales. De acuerdo. Pero cuando nuestro hombre se quita las lentes, se frota los ojos y examina con atención el cielo y la tierra, su satisfacción de descubridor no tiene fin. Allí está la luna llena, cuando se encuentra en la culminación: un círculo perfecto, mejor que el que pudiera trazarse con el compás más caro. Veamos, si no, un cristal de cuarzo; ¿Dónde encontrar ángulos más finos y exactos? En la majestuosa inmensidad del océano, en el batir del agua encontramos un ejemplo del concepto de función periódica, y la ornamentación cósmica del cielo estrellado ofrece al matemático una inagotable infinidad de relaciones geométricas.Paul Karlson. La magia de los números.

Ese texto de Paul Karlson es uno de “los clásicos” que me han acompañado …¡desde que yo tenía la edad que ahora tiene mi hijo! Este año 2013 ha sido declarado como “año de las matemáticas del Planeta Tierra” y … sí, al escribir un post introductorio sobre este tema matemático, inmediatamente me he acordado de este texto. Además de hablar de cristales de cuarzo o del océano, la gracia es que llegué a ese libro, siendo estudiante de 2º de BUP, intentando buscar una fórmula que me diera el término general de la sucesión de Fibonacci. Con una gran dosis de buen humor, el profesor nos había propuesto que lo encontrásemos… (si el lector se atreve puede intentar hallarlo por sí mismo). Sí, la ahora conocida como sucesión de Fibonacci tiene que ver con un problema muy rudimentario sobre dinámica de poblaciones, en la que se describe cómo se comportará, a largo plazo, el crecimiento de una población de conejos. La biología matemática también tendrá su parcela propia dentro de las actividades previstas para este año.